domingo, 2 de enero de 2011

Viaje a Amsterdam parte 1

El día 27 de diciembre de 2010 fui de viaje a Amsterdam con mi novia. Algunos dirán que no es la mejor ciudad para viajar con pareja, pero a mi no me lo pareció.

Llevaba muchos años, demasiados sin salir ni siquiera de Madrid y se agradeció mucho.
El primer día, coger el avión sobre las 8 de la mañana, el acojone típico del despegue y un par de horas y media de vuelo donde lo más vistoso eran los pirineos ya que con la niebla no se veía mucho más.
Llegaba a Amsterdam, a la pista más lejana de todas de la terminal y de lo primero que vemos al salir del avión es ¡¡Rabobank!!, su banco favorito y cada día el de más rabos :P
Y aquí la prueba:

Después de descojonarnos de esto y cada vez que lo veíamos en la calle, fuimos al hotel. Nos registramos, dejamos la maleta y a recorrer Amsterdam.
Un frío de cojones, todo nevado, capas de hielo en el agua de los canales... vamos, que Sheila se acabó poniendo 3 pares de calcetines y aún así tenía mucho frío, cosa que solucionó el segundo día en el mercado de Waterlooplain (al menos en lo que a las piernas respecta).

Plaza Dam, ejemplo de la nevada que cayó.
El primer día fuimos un poco a nuestra bola, sin nada concreto que buscar y así acabamos comiendo en un McDonalds. Eso sí, nos llamó mucho la atención el tema culinario, ya que encontrabas muchos, pero muchos restaurantes argentinos e italianos.
Llamativo el tema de las bicicletas, porque sabía que se usaban mucho, pero es que tienen carriles sólo de bicis, semáforos de bicis... vamos, que apenas ves coches y el peligro de los cruces no eran ni los tranvias ni los coches, eran las bicicletas.
Pues eso, el primer día visitas a la plaza Dam, ver canales, pasamos por el mercado de las flores aunque luego volveríamos otro día, etc...

Hacia las 5 de la tarde anochecía, y dando vueltas acabamos despistándonos. Busqué salida en el mapa y un puto canal giraba, nos cortaba el paso y no tenía cruce hasta tomar por culo o más allá. Total acabamos algo perdidos y al final preguntando nos orientaron bien y como 40 minutos después llegamos al hotel. Si, nos desviamos bastante al parecer. Después de eso, consultábamos más el mapa antes de volver a ir a cualquier sitio que tardaras más de 10 minutos andando.

Ya más tranquilos, cenamos en un italiano, un poco malo dónde el pan te costaba 3€ y eran rebanadas que parecían más tipo bimbo que pan normal.

Lo bueno del viaje es que también practiqué inglés desde el primer día y me apañe bastante bien, es más, ya a veces le respondía a Sheila con palabras cortas en inglés sin darme cuenta.

Después ya rotos de estás tantas horas caminando, el viaje y que la noche antes apenas dormimos, caimos rendidos en la cama del hotel sobre las 10 de la noche. Ya luego nos despertamos pronto e iniciamos un segundo día más estructurado.
Eso en otro post, que intentaré resumir algo más.

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